Taller y equipo

Todos los productos de SANTA TOSTA | el arte del azulejo | están hechos a mano en un pequeño taller artístico de Berlín. Los diseños de los cuadros de azulejos son creaciones de la artista Cristina Artola. El dominio del oficio de imprimir y cocer cerámica, combinado con la creatividad del diseño artístico, forman nuestro punto de venta único. Calidad que se siente y se ve.

Todo empezó con un proyecto artístico en Lisboa y fue creciendo hasta convertirse en la oferta que hoy nos enorgullece presentarle. Por ejemplo, la pareja de artistas Cristina Artola y Tim Schintlholzer llevan varios años trabajando para perfeccionar la impresión sobre azulejos.

Nuestro taller está situado en Berlín Mitte, un pequeño escaparate desde el exterior, y está equipado con todos los medios para trabajar la cerámica. El corazón del taller son, por supuesto, nuestros hornos, donde se cuecen las baldosas.

¿Cómo se hace realmente?

Tras el trabajo creativo de diseño de los motivos, las impresiones se aplican a mano sobre los azulejos. A continuación, los azulejos individuales (de 10 x 10 cm y 15 x 15 cm) se cuecen en un horno de cerámica a temperaturas de unos 800 grados. Los pigmentos de color se funden con el esmalte cerámico. El resultado no sólo es bello, sino también robusto, con un brillo mate sedoso y una coloración profunda. Nuestras impresiones cerámicas son resistentes a la luz y a los arañazos. Son idóneos como posavasos, atrapa-pensamientos, pero también para alicatar superficies utilizables en la cocina y el baño.

¿ SANTA TOSTA?

El arte es un proceso de trabajo que no avanza en línea recta. Nuestros diseños y obras de arte como azulejos decorativos y cuadros de azulejos son el resultado de un proceso de desarrollo no siempre predefinido y previsible. Con un brillo en los ojos, elegimos a Santa Tosta como patrona de la ruta.

Y entonces simplemente llamamos «tostado» a nuestro proceso de impresión en caliente. En principio, se comporta de la misma manera. Pones algo en una máquina y luego sale mucho más placentero.

En este sentido, ¡las tostadas son sagradas para nosotros! Si no, lo vemos como Raimundo Silva en La historia del sitio de Lisboa, de José Saramago:


«Las rebanadas de pan tostado […] son casi un vicio, y un signo de una indomable inclinación al festín, en el que intervienen muchos sentidos, la vista, el tacto, el olfato, el gusto, […] alabado sea hasta el cielo el inventor de semejante manjar.»